domingo, abril 15, 2007

Suecia: ¡peligro, renos!

Compro The Economist con las últimas coronas que han resistido en el bolsillo en el aeropueto de Arlanda, a menos de una hora de Estocolmo, para hacer frente a la espera antes de poder embarcar el el vuelo operado por KLM con escala en Amsterdam y destino final en el polémico aeropuerto de EL Prat, Barcelona.
Leo que Suecia es el segundo país del mundo en cuanto a capacidad de aprovechar Internet para aumentar su crecimiento económico, ya de por si alto, que ronda el pleno empleo y cuenta con un PIB per capita que supera los cuerenta mil euros.

¿Es ese el país cuya capital he visitado? Pocas veces el turista se hace una idea de dónde ha estado en realidad. Un español acaba en los tópicos: hace frío, todo cierra a las cino, las calles están limpias, los suecos son silenciosos y distantes, las mujeres son guapas, los hombres no tanto, pero con estilo HyM. De acuerdo, ¿qué más?

De día, Estocolmo se muestra monumental, desafiante al Báltico, consciente de que su gente pudo construir un gran reino contra los elementos. Edificios de corte clásico, bien conservados, de fachadas coloridas y majuestuosas; barcos atracados; callejuelas con encanto; soldados al servicio de la Casa Real haciendo el cambio de guarida; orgullo vikingo; terrazas llenas de gente envuelta en mantas a la sombre de la Academia de los Nobel... ¿Y el resto? Un resabio soviético, lo viejo; modernidad minimalista; lo nuevo.

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