lunes, junio 18, 2007

La tierra prometida

La deflagración palestina siempre es capaz de escribir un nuevo capítulo de horror cuando parecía que todos los recursos narrativos de patetismo y dolor habían sido empleados. A la torpeza, incapacidad, abulia y maldad de Estados Unidos, Israel, Unión Europea y Rusia se añade la cita ya consolidada: "Los palestinos no pierden una oportunidad de perder una oportunidad".

La fraticida lucha por el poder entre Hamas y Al Fatah ya no se circunscribe a las urnas, sino que toma forma de tipo encapuchado, armado hasta los dientes que corretea por calles y edificios en ruinas. A falta de Estado, los palestinos han logrado multiplicar los gobiernos: presidencia de la Autoridad Palestina, gobierno de emergencia nombrado por Abbas y gobierno de Hamas liderado por Haniya. Aunque en esto también son originales, porque ninguno gobierna realmente.

Millones de palestinos viven en la indigencia, aislados en zonas militarizadas o como refugiados. La solución se enunció hace décadas: cumplimiento por parte de Israel de las resoluciones de Naciones Unidas y apoyo internacional al nuevo Estado Palestino resultante (incluyendo muchos millones de dólares y respaldo técnico), aunque sus ciudadanos elijan un gobierno islamista en las urnas.

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