jueves, agosto 30, 2007

BELGRADO

En el museo del ejercito cuelga el uniforme del piloto estadounidense derribado por las fuerzas serbias durante la crisis de Kosovo, que en 1999 llevo a la OTAN a bombardear Serbia. En el centro de la ciudad permanecen en ruinas los edificios castigados por los bombardeos, pero todos los puentes siguen en pie porque Milosevic organizaba conciertos en ellos cada noche.

Cerca del museo, un joven con una camiseta del criminal de gerra fugado Mladic se pasea con su novia.

Tito se pudre en un feo mausoleo. Los serbios miran con cierta nostalgia esa epoca, a diferencia del resto de ciudadanos del Este que vivieron bajo sistemas socialistas. Pero las terrazas de los cafes se llenan de gente cada dia, y los night clubs vibran incluso entre semana. Ahi se quedan parte de los 200 euros que gana de media un trabajador.

A las nueve hemos quedado en la plaza de la Republica con uno de los lideres del incipiente anarco sindicalismo serbio.

Nota. No enuentro tildes por ninguna parte en el teclado eslavo.






Etiquetas: , , ,

2 Comments:

At 5:37 p. m., Blogger Silvia said...

Yo en Belgrado inmediatamente me descubrí serbófila.

La calle principal con las terrazas podria estar perfectamente en un lugar como Guadalajara, y la gente es tan amable, abierta y confiada como solíamos ser nosotros antes de pretender aspirar a formar parte del G-algo. Tenían solo una palabra en la boca: dobro dosli (bienvenido). O dos: dobro dosli y hvala (gracias).

Espero que el viaje no os defraudara..es arriesgado viajar en agosto.

 
At 10:30 p. m., Blogger A. M. Salanova said...

Gracias, Silvia. No hubo decepción. Todo lo contrario. Serbia, sin nacionalismos absurdos, sería casi pefecta.

 

Publicar un comentario

<< Home

periodismo
periodismo