El ombligo del mundo... congelado
La pequeña Leonor, hija de los Príncipes de Asturias, quizás futura reina de España si la ley Sálica o la República no lo impiden, tiene a su disposición células madre, extraídas de su cordón umbilical, congeladas en un laboratorio privado de Estados Unidos de América. Esto, en un futuro, si se desarrollan las técnicas oportunas, servirá para que la princesa pueda superar eventuales problemas de salud gracias a transplantes que su cuerpecito no rechazaría.
En España no existen bancos privados de células madre, pero sí en diversos países europeos y se espera un nuevo reglamento al respecto para el próximo abril.
El desarrollo de nuevas técnicas en el campo de la medicina, como la creación de tejidos a través de células madre para sustituir a los órganos dañados o la previsión de enfermedades a través del ADN y su tratamiento a través de la modificación genética, serán pronto una realidad. La pregunta es: una realidad ¿para quién?
Una lectura optimista apunta a que este desarrollo llegará a la mayoría como hasta ahora ha sucedido y como prueba la buena red de hospitales públicos con la que cuenta la Unión Europea. Pero esta lectura optimista es en sí muy pesimista, pues sólo toma en cuenta a una minoría de la población mundial, que vive en el Norte. Pero en el Norte va creciendo el Sur, y con ello la dificultad para extender en el futuro la democracia de la salud.
Estos nuevos tratamientos tenderán a ser exclusivos, dados sus altos costes y los escasos profesionales capaces de impartirlos. Entonces, las desigualdades sociales, especialmente en el mundo desarrollado, se harán más patentes a través de la salud, la esperanza y calidad de vida y el diseño de la descendencia. Un claro peligro para la cohesión social.
Tony Blair respondería que de lo que se trata es de conseguir una economía fuerte que permita que la mayoría tenga un trabajo con el que pagarse sus gastos, sin necesidad de recurrir al Estado, y una red de hospitales eficiente y capaz de obtener beneficios económicos con los que modernizarse y ofrecer un buen servicio.
Sin embargo, la realidad nos devuelve a una situación mucho más precaria, sobre todo cuando un pobre en Reino Unido es má pobre que un pobre en Europa del este, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.