BELGRADO

En el museo del ejercito cuelga el uniforme del piloto estadounidense derribado por las fuerzas serbias durante la crisis de Kosovo, que en 1999 llevo a la OTAN a bombardear Serbia. En el centro de la ciudad permanecen en ruinas los edificios castigados por los bombardeos, pero todos los puentes siguen en pie porque Milosevic organizaba conciertos en ellos cada noche.

Cerca del museo, un joven con una camiseta del criminal de gerra fugado Mladic se pasea con su novia.

Tito se pudre en un feo mausoleo. Los serbios miran con cierta nostalgia esa epoca, a diferencia del resto de ciudadanos del Este que vivieron bajo sistemas socialistas. Pero las terrazas de los cafes se llenan de gente cada dia, y los night clubs vibran incluso entre semana. Ahi se quedan parte de los 200 euros que gana de media un trabajador.

A las nueve hemos quedado en la plaza de la Republica con uno de los lideres del incipiente anarco sindicalismo serbio.

Nota. No enuentro tildes por ninguna parte en el teclado eslavo.

Ryan Adams: Easy Tiger

Su primorosa voz recorre el disco como una brisa reconfortante. Los temas concluyen satisfechos, agasajados por los músicos, arreglados con esmero. El torrente de sonidos claros se desvanece con la misma fuerza que llegó. Los críticos lo ponen por las nubes, pero sólo porque no llega a los 40 minutos, y para ellos eso es lo importante. Allá ellos. La esencia de Gold, Cold Roses y Jacksonville City Nights se encuentra en Easy Tiger. Un disco importante de 2007. Ryan Adams no es capaz de ofrecer novedades, sólo un rato de espléndida música norteamericana. Más que suficiente.

Los genes felices

Me dice el reputado psicólogo Espín, recién llegado de un curso en El Escorial, que el 50 por ciento de nuestro grado de felicidad es hereditario; el 10 por ciento es fruto de los acontecimientos inesperados; y el 40 por ciento depende de nosostros.
Más allá de la predeterminación genética queda, pues, margen de maniobra. Además, me recuerda, a raíz de anterior posts, que efectivamente se ha descartado la relación entre vida atormentada e inspiración artística, puesto que para la creación hay que estar abierto a todos los estímulos y eso es más fácil con un estado de ánimo positivo.

Antes de la cena

Nunca te acuestes con un recurso literario, dijo. Demasiado tarde, pensé. En la adolescencia pasé una noche con una sinécdoque y hace no tanto tiempo acabé borracho en casa colgado de una anáfora. Y juro que nunca me han gustado las anáforas.
De acuerdo, contesté. Abrimos la cerveza que servía de vermú, mientras ella ultimaba la cena. He acabado el guión, comenté. El gato pasó corriendo entre mis piernas. Me sobresalté y unas gotas de cerveza se posaron en mi camisa. Bien, mándamelo un día para que lo pueda leer, expresó sin convicción. ¿Te he dicho que nos vamos a la costa un tiempo?, añadió. No, dije. Sí, nos movemos a una casa cerca del mar. A mí me vendrá bien para escribir y descansar, y a ella también, porque la atmósfera aquí está un poco cargada. Asentí en silencio. La cena está lista, pasad al comedor, anunció. Nos levantamos con nuestros vasos casi vacíos en la mano. El gato saltó al sofá y me miró. No tenía mucha hambre. Todavía eran las nueve.

La fiesta del desconsuelo bolchevique

"No creas que porque eres revolucionario debes sentirte triste". Michel Foucault.
Frase luminosa.

¿Se puede ser feliz si los demás no lo son? ¿Se puede estar contento a pesar de leer el periódico o a filósofos escandinavos?

En una buena película de Woody Allen, su protagonista (Woody Allen) afirmaba que no.
Muchos han pensado igual. Incluso se ha dado por sentado que la depresión, la angustia, la tuberculosis y otras miserias son positivas a la hora de la creación artística. Sin llegar a tanto, ser un joven capaz de sentirte desolado y abatido en pleno clímax vital no deja de ser una buena oportunidad para desclasarte y sentirte más inteligente, más poeta o filósofo.

Es algo que, por estúpido que parezca, se repite invariablemente generación tras generación. El debate suele quedarse abierto...

San Cayetano por la A-2

Durante mi último viaje de Madrid al inframundo se desencadenó una fuerte tormenta sobre la A-2 que hizo a los vehículos dibujar estelas de agua sobre el asfalto como si de lanchas se tratara. Un aliciente que sumar a la habitual irregularidad de esa estragada autovía, accidentes varios y obras de dudosa señalización.
En el autobús viajaba un tipo disfrazado de fotógrafo que resultó ser un fotógrafo. Creo que italiano. Para reforzar su identidad llevaba un chaleco color crema de múltiples bolsillos. Y no dejaba de abrazar a su Nikon. Al cruzar por los paisajes mediterráneo/desérticos de la provincia de Zaragoza comenzó a disparar. Capturó horizontes de western con olivos, relámpagos brillantes y molinos generadores de energía eólica.

Antes del diluvio se celebró en Madrid la fiesta de San Cayetano. ¿Quién era ese individuo?, se preguntaba la gente que sostenía litros de cerveza, fumaba y mecía sus articulaciones al ritmo del Dj callejero. Nadie sabía contestar, pero la calle del Oso estaba adornada con tantas guirnaldas que no se veía el cielo. El cielo donde el santo castizo bailaría un chotis con... ¿Leonor Watling?

Darfur

Han tenido que morir entre 200.000 y 500.000 personas (que se dice pronto); formarse un río de desplazados y refugiados de más de dos millones de seres humanos; que pasaran cuatro años de escarnio; que declarara el poder legislativo estadounidense que se trataba de un genocidio; un cambio en la secretaría genereral de la ONU; y que George Clooney montara unas cuantas cenas y fiestas. Todo ello para que antes de fin de año una fuerza de Naciones Unidas de 26.000 cascos azules y policías se desplieguen en Darfur, región occidental de Sudán. Y todavía está por ver cuándo llegan, cómo ayudan y cuándo se van.
Si tan difícil es para la llamada Comunidad Internacional intervenir en un país en vías de desarrollo para detener una limpieza étnica y una catástrofe humanitaria terrible, ¿para qué queremos Naciones Unidas, OTAN, Unión Africana y un Producto Interior Bruto creciente a nivel global y demás chorradas? ¿De verdad es creíble responsabilizar a China de la ineptitud a la hora de abordar la crisis?

¿Rearmar Oriente Medio para lograr la paz?

Estados Unidos ha aprobado nuevas ayudas militares por valor de un buen puñado de millones de dólares con destino a una región tan delicada como Oriente Medio. El impecable Estado israelí y democracias consolidadas como Arabia Saudí, Egipto, Omán, Bahrein, Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes son los afortunados. Egipto recibirá 13.000 millones de dólares durante los próximos diez años, e Israel, más de 30.000 millones.

EEUU se comporta como un gran buque que avanza a toda máquina, y pese a que detecta que debe frenar y girar 90 grados para no chocar contra un obstáculo mortal, la fuerza de la inercia hace que su maniobra no se lleve a efecto con suficiente antelación. La secretaria de Estado Rice vislumbró hace tiempo una realidad: apoyar la estabilidad en contra de la democracia es una estrategia peligrosa y contraproducente. Y sin embargo, eso están haciendo, una vez más.

No tiene sentido hacer que Irán se sienta aún más amedrentado con países vecinos poco fiables que redoblan sus esfuerzos militaraes. Ni reforzar dictaduras que disparan el descontento de la población, donde pesca el fundamentalismo y el terrorismo.