jueves, enero 31, 2008

Riverbank

Aquí llueve distinto que en París, murmuró. Tendrás que acostumbrarte, zanjó su madre. Con la mano apoyada en el cristal, miró el asfalto mojado, las gabardinas apresuradas y las gotas grises que morían en la ventana. No me pienso acostumbrar, replicó. Su madre lanzó un suspiro y trató de concentrarse en la lectura. No pudo. Miró el reloj de la pared. Debe estar a punto de llegar, pensó. Se eschuchó el ruido del ascensor. Un sonido metálico se desencadenó en la cerradura. Nos vamos, dijo la voz masculina a través de la bufanda. ¡Bien! gritó la niña, abandonando su puesto de vigía ante la ventana. La madre volvió a suspirar apretando el bolso contra su regazo.

martes, enero 29, 2008

Acantilado


Después de matar a la camada de la gata lanzando los recién nacidos contra una tapia, regresó a cenar a casa. El padre de Lorena tenía esas cosas. Ella, en cambio, era delicada. Con todo. Con los seres vivos, pero también con los objetos inanimados. Durante la cena, anunció que estaba embarazada. Solo a los pequeños les hizo ilusión. Cuando todos se fueron a dormir, la gata se dirigió a la cocina, donde desde hacía algunas noches esperaba la oportunidad de cazar a una pareja de ratones que se habían mudado al caserón. A la mañana siguiente, las ojeras delataron a todos los miembros de la familia. Nadie había conseguido dormir. En la cocina, esparcidos por el suelo, encontraron los restos de un ratón. La gata dormía inquieta. Echaba algo de menos. Algo que dar caza al ratón no había saciado. Como si un acantilado se abriera en su interior. Lorena desayunó en silencio y salió en dirección al pueblo. Los demás desearon que no regresara hasta la noche. Era domingo. La gata frotó su lomo por las piernas del padre y desapareció escaleras arriba. La madre dijo que ayudaría a cuidar del bebé. El padre no contestó porque el otoño, a través de una ventana mal cerrada, se había colado por la noche en el dormitorio robándole un buen puñado de palabras. Lorena regresó al anochecer. Traía mermelada.

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Reptiles



El pasado 12 de octubre esta gran bandera de España cruzó el cielo, bien sujeta a un experto paracaidista del ejército, y aterrizó sobre la plaza de Colón en Madrid, muy cerca de su SMS el Rey. Para el Estado, los rituales fastuosos son tan importantes como para las religiones sus respectivas grandes celebraciones. Liturgia, emoción, sentimientos, sensaciones. Seres humanos articulando su convivencia ayudándose en el sistema nervioso que nos prestaron los reptiles. Para bien y para mal.

Ojo, el 9 de marzo hay elecciones generales.

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Estrasburgo - Parlamento Europeo



Hay lugares donde el simulacro de realidad constituye los átomos fundamentales de la materia.

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periodismo
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